LA FRASE

La frase de la semana: "Pareciera que a los ministros les bajaron la palanca y no piensan más". Roberto Lavagna.

lunes, 15 de noviembre de 2010

De encrucijadas, divisiones e hipocresías

El debate del Presupuesto 2011 está dejando en evidencia las hipocresías del arco oficialista y las divisiones que vive el espectro opositor. Durante siete años el kirchnerismo trató a la ley de leyes como si fuera una mera formalidad.
El proyecto llegaba al Congreso, se hacían los debates de ocasión con las presentaciones de los funcionarios de diferentes áreas y luego se aprobaba en ambas cámaras, con el aval de la mayoría automática con la que gozó. Ese presupuesto, además, contó con los mismos dibujos que hoy se ven: cifras macroeconómicas subestimadas. Siempre los Kirchner dijeron que el país iba a crecer menos de lo que se preveía. Siempre dijeron que la inflación iba a ser menor a lo que finalmente fue. Algunos oficialistas defienden la medida, diciendo que es preferible quedarse corto a pasarse de largo, porque después es más difícil hacer recortes si la plata recaudada es menor a la estimada. Pero lo cierto es que esas subestimaciones le permitieron al Gobierno gastar todos los excedentes (cientos de millones de pesos en estos años) de manera discrecional. Las diferencias, en algunos casos, son burdas (como decir que el año que viene la inflación será sólo del 8%). Además, el uso de los superpoderes fueron comunes y permitieron al Ejecutivo cambiar el destino de los recursos sin el previo debate parlamentario.
Este año, sin la mayoría automática en el Congreso, el debate asumió un tamiz diferente. "No nos pueden dejar sin presupuesto", dice el Gobierno. Pero no hace nada para evitar quedarse sin presupuesto. Pretende que se apruebe tal como quiere el oficialismo. Sin cambios, sin debates, sin reconocer que las mayorías en el Parlamento ahora son otras. E incluso funcionarios y legisladores lo plantean con un cinismo inusitado: quieren que los legisladores, para dejar gobernar a la Presidenta, aprueben el proyecto tal como está. Sin debatir. Sin trabajar (¿para qué están si no es para analizar si un proyecto es bueno o malo?).
"No le vamos a aprobar otra mentira", replica un sector de la oposición. "Nuestra intención es que el Gobierno tenga presupuesto, pero con cambios", dubita otro grupo. La muerte de Kirchner tuvo sus efectos en el debate, ya que hay muchos opositores que quieren evitar quedar como victimarios de una viuda. Por eso se encuentran ante una encrucijada: aprobar un presupuesto que reconocen como falaz o rechazarlo y permitir que el Gobierno se victimice.
Además, se abre una segunda encrucijada. El Gobierno ya avisó que de no tener presupuesto, prorrogará el de este año. Así, gobernaría a través de decretos y con el uso de los superpoderes. Sectores de la oposición quieren evitar que eso ocurra, porque dicen que así tendrá mayor discrecionalidad todavía. Otros, en cambio, retrucan que de una manera u otra el Gobierno "hace lo que quiere" con los recursos.
En el medio, y a pesar de las diferencias, un amplio grupo opositor logró consensuar un dictamen. Mantiene la estructura del proyecto del Gobierno (buscan evitar que les digan que quieren imponer su propio programa), pero le cambia las estimaciones, le corta discrecionalidad y le suma algún proyecto, como el 82% móvil para los jubilados. Pero por ahora tampoco consiguen sumar el número necesario para aprobarlo, y el oficialismo rechaza toda posibilidad de negociación.
Ante este panorama, algunos opositores prefieren llegar a algún acuerdo, que permita aprobar el Presupuesto, pero con algunos cambios en particular (que después, probablemente, vetaría la Presidenta). Los otros opositores los acusan de acuerdistas, de pactar con el Gobierno.
Ahora el escenario cambió. Luego de la escandalosa sesión del miércoles último, con un kirchnerismo desbocado intentando convencer a legisladores para que se levanten de sus bancas, los movimientos de todos van a estar en la mira. Los que estuvieron ausentes, se sentarán en su banca, para evitar quedar de nuevo en la mira (todos pusieron una excusa, que difícilmente se pueda volver a repetir). Los que tenían pensado llegar a un acuerdo y permitirle al Gobierno tener su presupuesto van a tener que pensarlo dos veces. Pero entonces vuelven a surgir las encrucijadas: ¿le regalan el escenario de victimización al Gobierno? ¿y además le dejan tener mayor discrecionalidad el año próximo?
El miércoles pasado lograron una salida elegante. Mandaron el proyecto de nuevo a comisión, para que se siga debatiendo. No fue un rechazo, pero le pegó en el palo. El oficialismo ya anunció que no tiene intenciones de seguir debatiéndolo. Por lo tanto, el Presupuesto volverá al recinto y la oposición se enfrentará a los mismos dilemas. Pero las diferentes interpretaciones que seguramente tendrán no favorecerán a resolverlos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola gabi!! creo que en el fondo de este debate habría que definir lo que llamamos "discrecionalidad". si se trata de corrupción, malditos sean y que les lluevan las denuncias y castigos. ahora, si este gobierno, que fue elegido por amplias mayorías, usa esa "discrecionalidad" para aplicar las políticas que considera justas, como subsidios a sectores productivos, distintos planes de trabajo que existen, desarrollos educativos, etc etc, me parece justo y correcto. en todo caso, la oposición, debería intentar proponer qué hacer con el dinero con el que cuenta el Estado. Pero presentar un proyecto de presupuesto y pretender imponerselo a la presidenta, me parece descabellado. Que lo hagan cuando sean gobierno. Creo que todos tratamos de jugar con un changuí a nuestro favor que nos quite presiones a la hora de manejar la guita. Los superpoderes discrecionales fueron también usufructuados por todos los gobiernos desde Rivadavia, Rosas, Perón, los milicos, el inefable mingo, etc. me parecen una aberración para cualquier sociedad democrática. Pero acordémonos que muchos de los que se lo votaron para Aníbal Fernández son los que hoy patalean.
Abrazo grande gavilan!

José Beccar Varela

Dario dijo...

Tipico pseudoanalisis de un columnista de Perfil: es decir, pretendidamente equidistante cuando en el primer parrafo uno advierte su parcalidad contra el Gobierno y ademas ya adivina el contenido del articulo y sobre todo tiene infulas de profundidad y un estudiante inicial de periodismo lo haria mejor. Totalmente esperable viniendo del pasquin de Fontevecchia en el cual los columnistas estrellas son Leuco y Eliaschev. Que mediocre el nivel periodistico de la derecha argentina. Espero que a diferencia del portal de Perfil, aqui el menos se publique la opinion, hay que predicar con el ejemplo. Segui escribiendo para los gorilas de recoleta y autoengañandote que sos buen periodista, total los Perfil boys viven en su realidad paralela.

Gabriel Ziblat dijo...

Otra vez deningrando y descalificando estimado Darío? Una lástima. Fijate que contradictorio lo que decís: pretendo ser equidistante pero en el primer párrafo se nota parcialidad contra el Gobierno. ¿Tan mal me saldrá ser equidistante?
Además, sos un lector del blog, por lo que sabrás que soy muy crítico de este gobierno. Eso no quita que pueda criticar también a la oposición...¿no? Ah, sólo los K pueden criticarla... perdón entonces...

José, el problema de los superpoderes excede a este gobierno. Pero el kirchnerismo llevó a un extremo la discrecionalidad en el uso de los fondos, a veces para cosas positivas, a veces negativas. Lo ideal sería que no haya discrecionalidades, porque hace todo menos transparente... una de las cosas que más afecta, por ejemplo, el uso discrecional de los fondos es al federalismo...

Y no creo que en este caso le hayan querido "imponer" un presupuesto distinto. Tomaron la base del presupuesto del gobierno, y lo corrigieron. Creo que si el Gobierno acepta modificar las estimaciones, y solo eso, ya conseguiría mucho más respaldos... pero no hay negociación, así que eso se vuelve imposible..

Abrazo grande